En Mompox, los atractivos parecen concentrarse en dos calles paralelas y unas 5 perpendiculares. Sin embargo, no hay que dejarse engañar: es posible enamorarse de Mompox y encontrar actividades que alcancen para varios días - y hacer valer la pena la visita.
1. Recorrer su centro histórico
Como casi siempre, vale mucho más la pena hacerlo con alguien que conoce del tema - pese a que gracias a intentos de activar el turismo, la ciudad tiene algunos carteles informativos sobre sus paredes.
Carlos (+57 312 6699882) de Mompox Retro fue impecable, buena onda y nos ayudó a entender Mompox desde otra perspectiva, durante un recorrido de aprox 2.5hrs ($90mil/persona).
2. Recorrer el Magdalena al atardecer
A orillas del río, desde alguno de los puertos, salen pequeñas barcas ("planchones") con sillas mecedoras donde te cuentan una (mal contada) historia momposina. Vale la pena, por tener otra perspectiva de la llamada "Isla de Dios" y por un atardecer de rojos que enamoran. Aquí aprendimos la canción de autor desconocido, que aludía a los negros cansados que se acostaban a descansar a orillas del Magdalena antes de seguir su navegación."Mompós, Tierra de Dios
Donde se acuesta uno, amanecen dos.
Si sopla un viento, amanecen cientos.
Si vuelve a soplar...
no se pueden contar"
3. Conocer sobre el proceso de la Filigrana
Curiosamente, la ciudad está llena de talleres de filigrana, que fabrican delicadísimas hebras de metal como plata u oro para luego transformarlas en ¡joyas!
Es posible acercarse a un local y sin problemas lograr que te muestren el proceso, sin costo alguno. Es increíble la amabilidad de la gente en general, en todas partes.
Orfebre soldador en un taller de filigrana |
- Un buen taller para conocer sobre la Filigrana es L&L Joyería.
4. Participar de un taller de alfombras de aserrín
No es necesario ser muy devoto y tampoco estar en Semana Santa para esto.
5. Probar Queso, Almojábanas y Vino de Corozo
En el artículo general sobre Mompox y qué probar, cuento sobre personas que tuvimos la suerte nos recibieron en su hogar y de quienes pudimos conocer tradiciones de la gastronomía momposina. Más que solo probar las cosas, lo que llena es interiorizar su historia.
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